Un día un niño observaba cómo caían las últimas hojas de
un árbol. El niño se sentía muy triste, y cuando cayó la última hoja se puso a
llorar. Su madre, al oírle llorar, le preguntó qué pasaba.
- · El árbol se ha quedado sin hojas, se ha muerto- dijo el niño.
La madre sonrió, y acariciándole la cabeza le dijo:
- · No te pongas triste. Aunque parezca que el árbol está muerto, tiene mucha vida. Necesita quedarse así. Necesita cambiar sus hojas viejas por otras nuevas y más hermosas. Durante un tiempo el árbol estará esforzándose por crecer por dentro, para que así, al llegar la primavera, su tamaño y sus hojas sean mayores y mejores. Así dará mejor sombra y todos podremos disfrutar. Nosotros y él seremos felices.
Pasó el tiempo y llegó la primavera. El niño sonrió al
ver las hojas nuevas del árbol...
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