Un rey adoraba tanto la música que buscó por todo
el mundo el mejor instrumento que hubiera, hasta que un mago le entregó un
arpa.
La llevó a
palacio, pero cuando tocó el músico real, estaba desafinada; muchos otros
músicos probaron y coincidieron en que no servía para nada y había sido un
engaño, así que se deshicieron del arpa tirándolo a la basura.
Una niña muy pobre encontró el arpa, y aunque no
sabía tocar, decidió intentarlo.
Tocaba y tocaba durante todo el día, durante meses
y años, siempre desafinando, pero haciéndolo mejor cada vez. Hasta que un día,
de repente, el arpa comenzó a entonar las melodías más maravillosas, pues era
un arpa mágica que sólo estaba dispuesta a tocar para quien de verdad pusiera
interés y esfuerzo.
El rey llegó a escuchar la música, y mandó llamar a
la niña; cuando vio el arpa, se llenó de alegría, y en aquel momento nombró a
la niña su músico particular.
0 comentarios:
Publicar un comentario