miércoles, 28 de marzo de 2012

Flor del Desierto

Había una vez un planeta de colores que tenía un gran desierto y un pequeño oasis. El pequeño oasis estaba lleno de bellísimas flores que hablaban entre sí como los seres humanos en la tierra. El desierto sin embargo estaba seco y sin vida. A pesar de ello apareció algo que nadie esperaba: una flor.
Las flores del oasis pronto se dieron cuenta de su existencia y sintieron que algo había que hacer por aquella flor. Se reunieron para buscar una solución y crearon una asociación que se llamaba “Pétalos Unidos”.  Crearon un plan. Se trataba de no absorber toda el agua que les brindaba el Oasis y enviarle por la noche con el viento una gotita de agua a su hermana flor. Y así lo hicieron. De esta manera, por la noche todas las flores tenían sobre ellas la gotita que no habían absorbido esperando al viento que todas las noches se dirigía al desierto. Repitieron la operación noche tras noche y poco a poco aquel desierto se llenó de flores… y se sintieron felices, muy felices. También se alegraron porque el desierto se poblaba de flores que producían mucho oxígeno embelleciendo con su colorido toda la galaxia.

miércoles, 21 de marzo de 2012

San José, Día del Padre

José, es el padre de Jesús, y por ello el lunes recordamos a todos los padres. 
Escuchad esta carta de un hijo a su papá:
Querido Papá: 
.... Cuando pensabas que no te miraba, te vi dar tu tiempo y dinero para ayudar a otras personas, y aprendí que debemos compartir.
.... Cuando pensabas que no te miraba, te sentí darme un beso por la noche y me sentí querido y seguro.
.... Cuando pensabas que no te miraba, te vi atender la casa y a todos los que vivimos en ella, y aprendí a cuidar de todas los cosas.
.... Cuando pensabas que no te miraba, vi como cumplías con tus responsabilidades, aún cuando no te sentías bien, y aprendí que debo ser responsable cuando crezca.
.... Cuando pensabas que no te miraba, vi tus lágrimas, y entonces aprendí que a veces las cosas duelen, y que está bien llorar.
.... Cuando pensabas que no te miraba, te vi colgar mi primer dibujo en la pared, y me dieron deseos de pintar otro más..
.... Cuando pensabas que no te miraba, te vi dando de comer a mi perrito, y me dije que era bueno ser compasivo con los animales.
.... Cuando pensabas que no te miraba, te vi ayudando a mamá a hacer mi pastel favorito, y pensé qué especiales son esos pequeños momentos en nuestra familia.
....Cuando pensabas que no te miraba, te oí decir una oración, y yo creí que hay un Dios con quien yo puedo  hablar cuando lo necesito.
 .... Cuando pensabas que no miraba, te vi y quise decir: ¡gracias a Dios por todas las cosas que vi que hacías por mí, cuando pensabas que no te miraba!
Tu hijo.

miércoles, 14 de marzo de 2012

De sonrisa en sonrisa

Una mañana, Patricia se despertó asustada por un sueño que había tenido. Soñó que a todas las personas que conocía se les había borrado la sonrisa.
Estaba rodeada de gente muy triste, con caras alargadas, con el ceño fruncido, con rostros llenos de amargura, cosa que no le agradó nada.
Hasta su mamá, que era muy alegre y siempre tenía un chiste para compartir, sólo gritaba y mostraba mal humor. De igual manera su padre y hermano; por no hablar de la maestra, que tenía un rostro de estatua, y sus compañeros de clase, quienes ni con una broma reían. Esto angustió mucho a Patricia, ya que siempre pensaba que la sonrisa era la forma natural de comunicarse para entender al amigo, al  hermano y a los padres. Esto lo pensaba debido a que sus mejores ratos los había vivido cuando todos los miembros de la familia se reían.
Pero llegó al punto de que el susto invadió todo su cuerpo y dijo: "Menos mal que sólo fue un sueño", al momento en que su mamá llegó a la cama con el desayuno y una tremenda sonrisa, dándole un beso y diciéndole que el día hay que empezarlo feliz.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Una niña de 12 años construye 27 casas en Haití

Una niña de 12 años de Florida ha hecho más para ayudar a los otros de lo que muchos adultos hacen a lo largo de toda su vida.
Hace tres años, cuando sólo tenía nueve años, Rachel y su madre fueron a una reunión sobre el trabajo caritativo para Haití. La niña escuchaba como Robin Mahfood, de la agencia de ayuda Food For The Poor (Comida Para los Pobres), describía a niños tan hambrientos que comían galletas hechas de barro, tan pobres que dormían en casas hechas de cartones. Por aquél entonces, Julie Wheeler no sabía ni siquiera si su hija entendía algo de lo que se estaba hablando – “hasta que Rachel se subió a la silla, delante de toda aquella gente, y prometió que ayudaría a la agencia Food For The Poor”, dijo la madre. Entonces, la niña de cuarto curso, prometió que conseguiría el dinero necesario para construir una docena de casas en Haití. “Rachel no quería sólo ayudar”, recordaba la madre, “decía que tenía que ayudar”.
Rachel organizó fiestas de pasteles, recogió dinero durante los partidos en el instituto Zion Lutheran School, en Deerfield Beach (Florida), recaudó fondos a través de los padres de sus amigos y de la gente que conocía de la iglesia. En su pueblo natal, la cámara de comercio ofreció dos cheques considerablemente altos.
En su página de Facebook, y a través del boca-oreja, una granja de cerezas de Washington oyó lo que Rachel estaba haciendo y le mandó las ganancias de toda una cosecha. Otra donación generosa fue la de una familia que daba apoyo, de forma regular, al trabajo exterior de Food For The Poor.
Tan sólo en tres años, Rachel consiguió 250.000$.  En lugar de construir sólo 12 hogares, Rachel duplicó con creces su promesa. Gastó 170.000$ en estructuras de cemento cien por cien probadas para aguantar terremotos, que dieron cobijo a 27 familias en un pequeño pueblo pesquero fuera de la capital de Port-au-Prince. Las familias bautizaron las viviendas como “Rachel’s village” (el pueblo de Rachel).
Muchos de los propietarios habían pasado toda su vida viviendo en casuchas provisionales y tiendas. Food For The Poor  tuvo que explicar cómo utilizar una llave o abrir una puerta.
Ahora el sueño de Rachel es reconstruir la escuela local, que quedó seriamente afectada en el catastrófico terremoto, de 7,2 grados de magnitud, que golpeó Haití en 2010, y que mató 316.000 personas y dejó 3 millones más sin hogar. Rachel ha visitado Haití en un par de ocasiones y ha vivido, de primera mano, la pobreza del país. “No creo que, con sólo chasquear los dedos, pueda cambiar Haití de la noche al día”, dijo. “Sé que debo trabajar en ello”. “Si todos ayudáramos Haití, igual que hizo Rachel, el país se podría valer por sí mismo”, dijo Mahfood. “En cinco años, Haití sería un país completamente distinto”.