Había una vez un planeta de colores que tenía un gran desierto y un pequeño oasis. El pequeño oasis estaba lleno de bellísimas flores que hablaban entre sí como los seres humanos en la tierra. El desierto sin embargo estaba seco y sin vida. A pesar de ello apareció algo que nadie esperaba: una flor.
Las flores del oasis pronto se dieron cuenta de su existencia y sintieron que algo había que hacer por aquella flor. Se reunieron para buscar una solución y crearon una asociación que se llamaba “Pétalos Unidos”. Crearon un plan. Se trataba de no absorber toda el agua que les brindaba el Oasis y enviarle por la noche con el viento una gotita de agua a su hermana flor. Y así lo hicieron. De esta manera, por la noche todas las flores tenían sobre ellas la gotita que no habían absorbido esperando al viento que todas las noches se dirigía al desierto. Repitieron la operación noche tras noche y poco a poco aquel desierto se llenó de flores… y se sintieron felices, muy felices. También se alegraron porque el desierto se poblaba de flores que producían mucho oxígeno embelleciendo con su colorido toda la galaxia.