Ayudar
a los que lo necesitan es un acto de bondad, solidaridad, amor y a veces de
sacrificio que seguramente lo veremos recompensado sintiéndonos más cerca de
los demás y de Jesús.
En
nuestras calles hay personas que necesitan ayuda.
En
nuestro colegio hay compañeros y compañeras que necesitan que les echemos una
mano.
En
nuestra casa, nuestros padres y hermanos, también desean que les ayudemos.
Debemos
esforzarnos en ser más generosos y solidarios. Abramos bien los ojos para ver
la realidad que hay a nuestro alrededor y tengamos un corazón sensible a las
necesidades de quienes nos rodean.
¿Qué
podemos hacer para ser generosos y solidarios?
Seguramente
muchos estáis pensando: Yo puedo....
+
Ayudar a los mayores a cruzar la calle.
+ Ayudar a llevar las bolsas del super a
alguien.
+
Hablar por teléfono con alguna persona que esté lejos o solo.
+
Visitar más a menudo a nuestros abuelos, que seguro quisieran abrazarnos cada
día.
Intentemos
realizar a lo largo del día alguna buena acción para con los demás. Pensad que cada
una de estas acciones representa una vuelta de la llave que abre la puerta de
nuestra casa y de nuestro corazón.
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